martes, 17 de agosto de 2010

Conocer Liverpool: los almacenes Lewis

La primera vez que tuve que participar en el desarrollo estratégico de un evento de acuerdo con mi cargo de analista en una agencia de publicidad, me quedó claro que debía incluir siempre un punto de encuentro en caso de tratarse de un acontecimiento multitudinario. Parece ser que la gente necesita un lugar en el que reunirse y hay que facilitarles la tarea. También aprendí entonces que lo habitual en mi empresa para lograr este objetivo es proponer una noria, con independencia del cliente que sea (aunque esto no es bueno que se difunda ya que algún competidor podría copiar la idea o, lo que es peor, algún anunciante podría comprobar que se recicla la creatividad). La verdad es que no está mal pensado ya que es un emplazamiento que se cataloga dentro del concepto “no tiene perdida” por lo que se ajusta perfectamente al briefing. O al menos en la mayoría de los casos porque desde luego lo que es en Liverpool, no aplica por ningún lado. Y es que resulta que a orillas del Mersey hay una noria y sin embargo los liverpudlians no parecen interesados en quedar en ella.

Supongo que en parte tiene que ver con el hecho de que el artilugio fue construido recientemente y el personal ya tenía unos hábitos adquiridos. Pero lo que realmente cuenta es que el espacio elegido para encontrarse desde hace tiempo es tan bueno que resulta insustituible. Se trata de la entrada de los almacenes Lewis o mejor dicho, el pie de la estatua del hombre desnudo. Así es, la figura de un tipo que no viste ningún tipo de ropa es el centro neurálgico de las citas en la ciudad de Liverpool. A mí me lo descubrió Lover una tarde que andábamos camino de The Emabssie y dimos con el sitio de casualidad. Y a él se lo descubrió un scouser de estos que tienen la cara medio enrojecida y hablan con un acento más extraño de lo habitual. Incluso le puso sobre la pista de la canción “My Liverpool Home” (adjunta al final del texto) en la que se hace referencia a esta costumbre. Más o menos el estribillo dice así: “En nuestro hogar de Liverpool hablamos con un acento extremadamente raro y nos encontramos bajo una estatua extremadamente desnuda…”. Por todo ello, es imprescindible acercarse por allí a echar un vistazo. O mejor aún, convocar a alguien a una determinada hora justo en tal ocupación. De lo contrario, no se podrá decir que se conoce Liverpool.

No hay comentarios:

Publicar un comentario