Nota introductoria: este post está dedicado a mi amigo Jorge, compañero de fatigas y responsable de la grabación del vídeo que protagoniza la redacción.
Partí peras con los medios oficiales del club en la época de Gerard Houllier. No recuerdo con exactitud la temporada pero sí que fue un año de comienzo desastroso, de esos con mal juego y malas sensaciones. Hasta para alguien con escaso conocimiento futbolístico era evidente que la cosa sólo podía acabar mal, como ocurrió finalmente. Sin embargo, desde los soportes informativos del club intentaban convencer al personal de que se trataba únicamente de una mera cuestión de mala suerte. Ahora que tengo cierto recorrido a nivel de comunicación debido al desarrollo de mi carrera profesional (y, por qué no decirlo, a la aplicación en determinados momentos del sentido común), entiendo que no se podía hacer otra cosa ya que el negocio de los que se ocupan de la caja en Anfield es vender ilusión a sus clientes. Lo que pasa es que, por aquel entonces, con el modo rebeldía activado (cosas de la juventud), sentí que me estaban tomando el pelo y me juré a mí mismo poner muchísima distancia con esos que se negaban a ver la realidad tal y como era y, además, pretendían engañarnos. Ahora llevo el tema de manera más sosegada pero eso no quita para que se me revuelvan las tripas cada vez que no tengo otra opción que consultar un comunicado en la página web "liverpool.tv", sacar del buzón la revista de la Asociación de Supporters "OLSC" o enfrentarme a un micrófono del canal de televisión "LFC TV". Este último caso es, por suerte, poco frecuente aunque en ocasiones pasa.
A mí me sucedió en Barcelona, la víspera de la inauguración del estadio del Espanyol en agosto de 2009. Estábamos a punto de disputar un encuentro amistoso con los peñistas del equipo blanquiazul y por allí andaban los de la tele liverpudlian, dispuestos a hacerse con algo de contenido. Yo, pieza importante en el once que representa a la grada Kop en este tipo de eventos, no pude por más que colaborar con los enviados especiales de la cadena cuando nos solicitaron a todos los participantes presentarnos ante la cámara. A fin de cuentas, aquellos jóvenes periodistas que habían sido designados para cubrir la noticia no tenían ninguna culpa de una estrategia que fue orquestada hace tiempo por los que mandan y que propugna como principal valor la desinformación. Eso sí, mi intervención (como se observa en el vídeo adjunto a continuación del texto) dejó bien a las claras que no me entusiasma para nada el participar de estas pantomimas. Y es que una cosa es ayudar y otra muy distinta cambiar el concepto que tengo de los asuntos propagandísticos.
Partí peras con los medios oficiales del club en la época de Gerard Houllier. No recuerdo con exactitud la temporada pero sí que fue un año de comienzo desastroso, de esos con mal juego y malas sensaciones. Hasta para alguien con escaso conocimiento futbolístico era evidente que la cosa sólo podía acabar mal, como ocurrió finalmente. Sin embargo, desde los soportes informativos del club intentaban convencer al personal de que se trataba únicamente de una mera cuestión de mala suerte. Ahora que tengo cierto recorrido a nivel de comunicación debido al desarrollo de mi carrera profesional (y, por qué no decirlo, a la aplicación en determinados momentos del sentido común), entiendo que no se podía hacer otra cosa ya que el negocio de los que se ocupan de la caja en Anfield es vender ilusión a sus clientes. Lo que pasa es que, por aquel entonces, con el modo rebeldía activado (cosas de la juventud), sentí que me estaban tomando el pelo y me juré a mí mismo poner muchísima distancia con esos que se negaban a ver la realidad tal y como era y, además, pretendían engañarnos. Ahora llevo el tema de manera más sosegada pero eso no quita para que se me revuelvan las tripas cada vez que no tengo otra opción que consultar un comunicado en la página web "liverpool.tv", sacar del buzón la revista de la Asociación de Supporters "OLSC" o enfrentarme a un micrófono del canal de televisión "LFC TV". Este último caso es, por suerte, poco frecuente aunque en ocasiones pasa.
A mí me sucedió en Barcelona, la víspera de la inauguración del estadio del Espanyol en agosto de 2009. Estábamos a punto de disputar un encuentro amistoso con los peñistas del equipo blanquiazul y por allí andaban los de la tele liverpudlian, dispuestos a hacerse con algo de contenido. Yo, pieza importante en el once que representa a la grada Kop en este tipo de eventos, no pude por más que colaborar con los enviados especiales de la cadena cuando nos solicitaron a todos los participantes presentarnos ante la cámara. A fin de cuentas, aquellos jóvenes periodistas que habían sido designados para cubrir la noticia no tenían ninguna culpa de una estrategia que fue orquestada hace tiempo por los que mandan y que propugna como principal valor la desinformación. Eso sí, mi intervención (como se observa en el vídeo adjunto a continuación del texto) dejó bien a las claras que no me entusiasma para nada el participar de estas pantomimas. Y es que una cosa es ayudar y otra muy distinta cambiar el concepto que tengo de los asuntos propagandísticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario